Aquí os dejo un enlace con cuentos de El Conde Lucanor en pdf.
http://www.taller-palabras.com/Datos/Cuentos_Bibliotec/ebooks/El%20Conde%20Lucanor.pdf
https://www.anayainfantilyjuvenil.com/catalogos/capitulos_promocion/IJ00277601_9999990303.pdf
CUENTO VII
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El conde Lucanor – La zorra y el cuervo
[Cuento - Texto completo.]
Juan Manuel
De lo que aconteció a una zorra con un cuervo que tenía un pedazo de queso en el pico
Hablando otra vez el conde Lucanor con Patronio, su consejero, díjole así:
-Patronio, un hombre que se dice amigo mío me empezó a elogiar mucho, dándome a entender que yo tenía mucho mérito y mucho poder. Cuando me hubo halagado de esta manera todo lo que pudo, me propuso una cosa que a mí me parece que me conviene.
Entonces el conde le contó a Patronio lo que su amigo le proponía, que, aunque a primera vista se dijera provechoso, ocultaba un engaño, del que Patronio se apercibió. Por lo cual dijo al conde:
-Señor conde Lucanor, sabed que este hombre os quiere engañar, dándoos a entender que vuestros méritos y vuestro poder son mayores que en la realidad. Para que os podáis guardar del engaño que quiere haceros, me gustaría que supierais lo que sucedió al cuervo con la zorra.
El conde le preguntó qué le había sucedido.
-Señor conde -dijo Patronio-, el cuervo encontró una vez un pedazo muy grande de queso y se subió a un árbol para comer el queso más a gusto y sin que nadie le molestara. Estando así el cuervo pasó la zorra y, cuando vio el queso, empezó a pensar en la manera de poder quitárselo. Con este objeto dijo lo siguiente:
-Don Cuervo, hace ya mucho tiempo que he oído hablar de vuestras perfecciones y de vuestra hermosura. Aunque mucho os busqué, por voluntad de Dios o por desdicha mía, no os vi hasta ahora, que hallo que sois muy superior a lo que me decían. Para que veáis que no me propongo lisonjearos os diré, junto con lo que las gentes en vos alaban, aquellos defectos que os atribuyen. Todo el mundo dice que como el color de vuestras plumas, ojos, pico, patas y garras es negro, y este color no es tan bonito como otros colores, el ser todo negro os hace muy feo, sin darse cuenta de que se equivocan, pues aunque es verdad que vuestras plumas son negras, su negrura es tan brillante que tiene reflejos azules, como las plumas del pavo real, que es el ave más hermosa del mundo, y, aunque vuestros ojos son negros, el color negro es para los ojos mucho más hermoso que ningún otro, pues la propiedad de los ojos es ver, y como el negro hace ver mejor, los ojos negros son los mejores, por lo cual los ojos de la gacela, que son más oscuros que los de los otros animales, son muy alabados. Además, vuestro pico y vuestras garras son mucho más fuertes que los de ninguna otra ave de vuestro tamaño. También tenéis, al volar, tan gran ligereza, que podéis ir contra el viento, por recio que sea, lo que ninguna otra puede hacer tan fácilmente como vos. Fuera de esto estoy convencida de que, pues en todo sois tan acabado y Dios no deja nada imperfecto, no os habrá negado el don de cantar mucho mejor que ningún otro pájaro. Pero, pues Dios me hizo la merced de que os viese, y contemplo en vos más perfecciones de las que oí, toda mi vida me tendría por dichosa si os oyese cantar.
Fijaos bien, señor conde, que aunque la intención de la zorra era engañar al cuervo, lo que dijo fue siempre verdad. Desconfiad de la verdad engañosa, que es madre de los peores engaños y perjuicios que pueden venirnos.
Cuando el cuervo vio de qué manera le alababa la zorra y cómo le decía la verdad, creyó que en todas las cosas se la diría y la tuvo por amiga, sin sospechar que esto lo hacía por quitarle el queso que tenía en el pico. Conmovido, pues, por sus elogios y por sus ruegos para que cantara, abrió el pico, con lo que cayó el queso en tierra. Cogiólo la zorra y huyó con él. De esta manera engañó al cuervo, haciéndole creer que era muy hermoso y que tenía más perfecciones de lo que era verdad.
Vos, señor conde Lucanor, pues veis que, aunque Dios os hizo merced en todo, ese hombre os quiere persuadir de que tenéis mucho más mérito y más poder, convenceos que lo hace para engañaros. Guardaos bien de él, que, haciéndolo, obraréis como hombre prudente.
Al conde agradó mucho lo que Patronio le dijo e hízolo así, y de esta manera evitó muchos daños. Como don Juan comprendió que este cuento era bueno, hízolo poner en este libro y escribió unos versos en que se expone abreviadamente su moraleja y que dicen así:
Quien te alaba lo que tú no tienes,
cuida que no te quite lo que tienes.
cuida que no te quite lo que tienes.
COMENTARIO DE TEXTO "EL CONDE LUCANOR"
CUENTO VII
Lo que sucedió a una mujer que se llamaba doña Truhana
Otra vez estaba hablando el Conde Lucanor con Patronio de esta manera:
-Patronio, un hombre me ha propuesto una cosa y también me ha dicho la forma de conseguirla. Os aseguro que tiene tantas ventajas que, si con la ayuda de Dios pudiera salir bien, me sería de gran utilidad y provecho, pues los beneficios se ligan unos con otros, de tal forma que al final serán muy grandes.
Y entonces le contó a Patronio cuanto él sabía. Al oírlo Patronio, contestó al conde:
-Señor Conde Lucanor, siempre oí decir que el prudente se atiene a las realidades y desdeña las fantasías, pues muchas veces a quienes viven de ellas les suele ocurrir lo que a doña Truhana.
El conde le preguntó lo que le había pasado a esta.
-Señor conde -dijo Patronio-, había una mujer que se llamaba doña Truhana, que era más pobre que rica, la cual, yendo un día al mercado, llevaba una olla de miel en la cabeza. Mientras iba por el camino, empezó a pensar que vendería la miel y que, con lo que le diesen, compraría una partida de huevos, de los cuales nacerían gallinas, y que luego, con el dinero que le diesen por las gallinas, compraría ovejas, y así fue comprando y vendiendo, siempre con ganancias, hasta que se vio más rica que ninguna de sus vecinas.
»Luego pensó que, siendo tan rica, podría casar bien a sus hijos e hijas, y que iría acompañada por la calle de yernos y nueras y, pensó también que todos comentarían su buena suerte pues había llegado a tener tantos bienes aunque había nacido muy pobre.
»Así, pensando en esto, comenzó a reír con mucha alegría por su buena suerte y, riendo, riendo, se dio una palmada en la frente, la olla cayó al suelo y se rompió en mil pedazos. Doña Truhana, cuando vio la olla rota y la miel esparcida por el suelo, empezó a llorar y a lamentarse muy amargamente porque había perdido todas las riquezas que esperaba obtener de la olla si no se hubiera roto. Así, porque puso toda su confianza en fantasías, no pudo hacer nada de lo que esperaba y deseaba tanto.
»Vos, señor conde, si queréis que lo que os dicen y lo que pensáis sean realidad algún día, procurad siempre que se trate de cosas razonables y no fantasías o imaginaciones dudosas y vanas. Y cuando quisiereis iniciar algún negocio, no arriesguéis algo muy vuestro, cuya pérdida os pueda ocasionar dolor, por conseguir un provecho basado tan sólo en la imaginación.
Al conde le agradó mucho esto que le contó Patronio, actuó de acuerdo con la historia y, así, le fue muy bien.
Y como a don Juan le gustó este cuento, lo hizo escribir en este libro y compuso estos versos:
En realidades ciertas os podéis confiar,
mas de las fantasías os debéis alejar.
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