Tía en dificultades, Julio Cortázar

TÍA EN DIFICULTADES

¿Por qué tendremos una tía tan temerosa de caerse de espaldas? Hace años que la 
familia lucha para curarla de su obsesión, pero ha llegado la hora de confesar nuestro 
fracaso. Por más que hagamos, tía tiene miedo a caerse de espaldas; y su inocente manía 
nos afecta a todos, empezando por mi padre que fraternalmente la acompaña a cualquier 
parte y va mirando el piso para que tía pueda caminar sin preocupaciones, mientras mi 
madre se esmera en barrer el patio varias veces al día, mis hermanas recogen las pelotas 
de tenis con que se divierten inocentemente en la terraza, y mis primos borran toda 
huella imputable a los perros, gatos, tortugas y gallinas que proliferan en casa. Pero no 
sirve de nada, tía solo se resuelve a cruzar las habitaciones después de un largo titubeo, 
interminables observaciones oculares y palabras destempladas a todo chico que ande por 
ahí en ese momento. Después se pone en marcha, apoyando primero un pie y 
moviéndolo como un boxeador en el cajón de resina, después el otro, trasladando el 
cuerpo en un desplazamiento que en nuestra infancia nos parecía majestuoso, y tardando 
varios minutos para ir de una puerta a otra. Es algo horrible. 
Varias veces la familia ha procurado que mi tía explicara con alguna coherencia su 
temor a caerse de espaldas. En una ocasión fue recibida con un silencio que se hubiera 
podido cortar con guadaña; pero una noche, después de su vasito de hesperidina, tía 
condescendió a insinuar que si se caía de espaldas no podía volver a levantarse. A la 
elemental observación de que treinta y dos miembros de la familia estaban dispuestos a 
acudir en su auxilio, respondió con una mirada lánguida y dos palabras: “Lo mismo”. 
Días después mi hermano el mayor me llamó por la noche a la cocina y me mostró una 
cucaracha caída de espaldas debajo de la pileta. Sin decirnos nada asistimos a una vana 
y larga lucha por enderezarse, mientras otras cucarachas, venciendo la intimidación de la 
luz, circulaban por el piso y pasaban rozando a la que yacía en posición decúbito dorsal. 
Nos fuimos a la cama con una marcada melancolía, y por una razón u otra nadie volvió a 
interrogar a tía; nos limitamos a aliviar en lo posible su miedo, acompañarla a todas 
partes, darle el brazo y comprarle cantidad de zapatos con suelas antideslizantes y otros 
dispositivos estabilizadores. La vida siguió así, y no era peor que otras vidas. 


Historia de cronopios y de famas. Julio Cortázar


PREGUNTAS

¿Qué miembros de la familia del narrador se nombran?
¿Bajo qué condiciones concretas la protagonista del texto está dispuesta a cruzar las habitaciones?

¿Cuál de estos enunciados coincide con el tema?
a) La angustia de una familia ante el miedo de uno de sus miembros, la tía, a caerse de espaldas.
b) El miedo de una mujer a caerse de espaldas.
c) La comprensión por parte de una familia de que el miedo a caerse de uno de sus miembros refleja el miedo a la insolidaridad humana.
d) La resignación de una familia ante el miedo a caerse de espaldas de uno de sus miembros.

¿Qué relación guarda con el contenido la división del texto en dos párrafos?

El cuento comienza con una pregunta. ¿Crees que es retórica o, por el contrario, a lo largo del relato se le da una respuesta? 

¿Crees que se transforma la actitud del narrador a lo largo del cuento? 
a) Aunque al principio desconoce la razón del miedo de la tía, más adelante la descubre y la ayuda sin reservas. 
b) Aunque el narrador no entiende el miedo de la tía, decide, finalmente, hacerle la vida más fácil. 
c) El narrador se irrita al principio con la actitud de la tía, pero termina aceptándola. 
d) La familia, molesta con la tía, le presiona para que cambie su comportamiento. 

Busca en el texto palabras y recursos estilísticos que reflejen la valoración subjetiva que hace el narrador de su tía y de su problema. 


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