Sandwich o sángüiches

¿Sandwich o sángüiche?

John Montagne era un noble inglés del siglo XVIII que ostentaba el título de Conde de Sandwich, del nombre de esta población británica. Después de haber llevado intensa vida política y social, el Conde de Sandwich, en 1770, se retiró a la vida privada en una quinta a las afueras de Londres.
Una vez retirado, el Conde, que siempre había sentido afición al juego, vio crecer tanto esta afición que se trocó en pasión incontenible. Unas veces con sus hijos, otras con sus amigos y hasta con los empleados, el Conde de Sandwich se pasaba horas y días enteros entregado al juego de ajedrez,de los naipes o de los dados. Tan desmedida era su pasión por el juego que a la hora de las comidas no había quien lo arrancara de la mesa de juego. El Conde permanecía jugando sin atender súplicas ni ruegos. Para no quedarse sin comer se hacía traer unas rebanadas de pan entre las que ponía algunas tajadas de carne, algún trozo de jamón o algún recorte de queso. Así podía seguir jugando sin interrumpir sus partidas y a la vez restauraba fuerzas.
En el ambiente social de Londres pronto se conoció la originalidad del Conde de Sandwich. Y pronto empezó a tener imitadores, no en el juego, sino entre quienes iban de viaje y querían llevarse alguna vianda, entre quienes salían al campo a cazar y demás.
Por eso, cuando el alguna tienda algún transeúnte pedía comida preparada para llevarse, los tenderos le ofrecían el invento del Conde de Sandwich. La moda de comer un corte de jamón emparedado entre rebanadas de pan se popularizó rápidamente y de Inglaterra pasó a otras partes. Y como las cosas piden nombre, a estos prácticos emparedados de jamón, carne o queso, en honor del Conde empedernido jugador, los llamaron sandwich, palabra que se fue extendiendo por muchos países con un significado equivalente a nuestro bocadillo.
En Hispanoamérica, convencidos de que sandwich es palabra que no está de acuerdo con la naturaleza de la lengua española, la han transformado un poco y dicen sángüiche, que, por supuesto, suena mejor.


JUAN CERVERA La leyenda de las palabras 

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