“Leyenda del acueducto de Segovia” (adaptación de J. Mª Merino)
En lo alto de la ciudad, en una de las
casas que miran hacia el Azoguejo, trabajaba en la casa de un gran señor, como
criada, una muchacha. Cada día se veía obligada a bajar numerosas veces a la
fuente de la plaza a llenar los cántaros de agua y subirlos cuesta arriba.
Maldiciendo su suerte, se sintió un día tan desesperada que dijo:
-Diera yo mi alma al diablo si me
subiera el agua.
No hubo acabado de decir esto cuando de
una nueve de azufre surgió Satanás dispuesto a cumplir su deseo: en una noche
le acercaría el agua hasta la puerta de la casa de su amo. A cambio ella, al
morir, le entregaría su alma. La joven, deseosa de terminar con sus fatigas,
aceptó el trato con la condición de que al salir el sol, Satanás hubiera
cumplido su promesa.
Al instante se desencadenó una terrible
tormenta que hizo cobijarse a todos en sus hogares.
Pero no era una tormenta normal, sino
el ir y venir de los diablos abriendo canteras, tallando piedras, cavando
zanjas, levantando pilastras y arcos de granito sin ningún tipo de argamasa y,
por encima de los arcos, la construcción de una acequia que conduciría el agua
desde el arroyo Acebeda a la ciudad.
Aquella noche la muchacha no pudo dormir;
alarmada por la rapidez con la que avanzaba la obra y temiendo que su alma
estaba ya sin remedio perdida, suplicó al cielo que la socorriera.
Ya se hallaba todo el puente levantado,
orgullo de sus constructores, a falta de tan sólo una piedra, la que ya portaba
el diablo para coronar su empresa, cuando se escuchó el canto del gallo de la
mañana. Sorprendido Satanás, quiso alcanzar a toda prisa el hueco donde habría
de ponerla, pero ya era demasiado tarde. Por el horizonte, radiante, asomaba el
primer rayo de sol que anunciaba un nuevo día. El diablo, furioso, hubo de
admitir su derrota frente al tiempo. Al despertar los segovianos y observar el
esbelto y prodigioso puente, quedaron maravillados. Nadie podía dar crédito a
lo que veían sus ojos, y todos se preguntaban cómo había surgido allí tan
maravillosa construcción. Pronto se desveló el misterio: la criada había
acudido a la catedral en busca de un sacerdote a quien contar lo sucedido. En
acción de gracias los segovianos colocaron en el hueco dejado por el diablo dos
imágenes: una de la Virgen y otra de san Esteban, que desde entonces velan por
la ciudad.
1. ¿Cuál es el tema del texto?
2. Divide la acción en introducción, nudo y desenlace
indicando de qué línea a qué línea va cada parte y qué se nos cuenta en cada
una de ellas.
3. Haz un resumen del texto (con tus propias palabras) de
unas cinco líneas.
4. Analiza los elementos de la narración del siguiente
texto: narrador, personajes, tiempo, espacio.
5. Encuentra en el texto las siguientes modalidades
oracionales:
·Una oración desiderativa (de deseo); · Una oración
enunciativa negativa; Dos oraciones enunciativas afirmativas.
6. Cambia la modalidad de las siguientes oraciones:
a) Diera yo mi alma al diablo si me subiera el agua.
> interrogativa
b) Trabajaba en la casa de un gran señor> Enunciativa
negativa
c) Pronto se desveló el misterio> Dubitativa
d) Aquella noche la muchacha no pudo dormir> enunciativa
afirmativa
e) Pronto se desveló el misterio> imperativa o
exhortativa.
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